Bandas, pandillas juveniles
En España siempre
han existido pandillas, pero era muy raro que delinquieran y se
limitaban, en la mayoría de las ocasiones, a intraviolencia de bajo
nivel. Es decir peleas sin apenas consecuencias físicas.
Cuando existía
autoridad de los padres, si no te portabas bien tu madre te daba con
las zapatilla o con la escoba y si seguías sin hacer caso te
amenazaba con decírselo a tu padre. Eso bastaba porque, mi padre
nunca agredió a ninguno de sus hijos, pero sabíamos que podía
hacerlo.
El aumento
progresivo de familias monoparentales ha ido acompañado del
crecimiento de la delincuencia juvenil.
Se han erradicado
todos los valores masculinos cuándo son absolutamente necesarios
ambos y de aquellos polvos vienen estos lodos. La evolución de
cientos de miles de años ha ido conformando una forma de convivir
familiar y social y no se puede derribar de un plumazo sin
consecuencias desestructurantes y negativas. El odio y leyes
misándricas contra la mitad de la población, que se ha implantado
los últimos años en España, no hacen sino empeorar la estabilidad
social y emocional de millones de jóvenes.
En España se
condena a padres por castigar a sus hijos a no salir, ¡como si se
tratara de un secuestro! y a un hombre por tirarse un pedo junto a su
esposa.
Ahora nos dicen que
los niños no son nuestros, salvo para cuidarlos, los disgustos y los
gastos, y que pertenecen al Estado. Así nos va.
Desde hace bastantes
años ha aparecido y crecido significativamente la paradoja de que
sean los hijos los que agreden a sus padres.
¿Qué puede salir
mal?
Cuando yo era un
niño apenas existía delincuencia ni tampoco depresiones. Todo el
mundo estaba demasiado atareado estudiando y trabajando muy duro. No
tenían tiempo para deprimirse.
El matrimonio,
alrededor de los 20 años, y las responsabilidades subsiguientes eran
un buen regulador de la energía juvenil y la estabilidad emocional.
Yo he visto a
adolescentes muy duros de pandillas amansarse docilmente al casarse y
tener hijos con responsabilidades
Violencia en juegos
Supuestos expertos
afirman que está relacionado el aumento de la delincuencia con el
acceso de niños y jóvenes a la violencia en los juegos de móvil,
PC o consolas. En el pasado ya veíamos muchas películas del Oeste y
de kárate y no por ello salíamos a la calle a matar a nadie. Ahora
tampoco. Hay miles de millones de personas, de todas las edades,
disfrutando con juegos violentos que no hacen daño a nadie. Es un
planteamiento absurdo que no resiste un ligero análisis enfrentado a
la realidad.
Pobreza
Muchos hablan de la
asociación que existe entre la pobreza y la delincuencia. Los hechos
indican otra cosa. Había muchísima más pobreza en la posguerra
española y apenas se delinquía. El mayor enemigo público, durante
años, era El lute. ¡Un robagallinas!
No había Estado de
Bienestar, ni apenas impuestos.
Lo que sí había era mucho
trabajo y mucha ilusión por labrarse un futuro tanto familiar como
laboral.
Islamofobia
También se aduce de
islamofobia, por parte de quienes señalan las estadísticas de que
un porcentaje pequeño de la población sea responsable un un
porcentaje alto de la delincuencia. Sin embargo, no se menciona la
occidentofobia y cristianofobia.
¿Qué grupos son
los más victimarios, víctimas y victimistas? ¿Qué grupos han
segado más vidas inocentes de simples ciudadanos o trabajadores de
medios gráficos como Charlie Hebdo, por expresar una simple opinión?
Hasta la policía es
remisa a expresar su opinión en estas cuestiones, aunque sean datos,
pues no quieren exponerse a la reprobación moral en medios de
comunicación y políticos radicales, si aluden a algo que no sea
políticamente correcto.
Sesgo ideológico
Desde muchos medios
de comunicación se transmite la idea de que si la violencia viene de
ideologías políticamente correctas son aceptables, pero no al
contrario. Han llegado incluso a buscar para señalar públicamente
a votantes que habían osado votar a partidos contrarios a su
doctrina ideológica.
Actualmente los niños y adolescentes
varones son atacados, señalados y vilipendiados en los medios de
comunicación y hasta en las aulas, tachándolos incluso de asesinos.
¿Alguien piensa que
eso no va a tener consecuencias? A toda acción corresponde una
reacción, tarde o temprano.
La sociedad española
era mayoritariamente de centro cuando acabó la dictadura. La mayoría
solo quería trabajar y mejorar en su vida familiar y laboral.
En los últimos años
una ideología ha acaparado la mayor parte del relato en los medios.
Como casi nadie se oponía, esos extremistas radicales cada vez se
han crecido más en sus discursos de odio contra la población que no
piensan como ellos. La deriva se ha hecho más y más asfixiante,
exagerada y violenta provocando más odio, sesgo y enfrentamiento,
hasta que mucha gente se ha hartado y se ha ido al lado contrario
para contrarrestar a los intolerantes y fascistas disfrazados de lo
contrario, pero cuyos comportamientos les delatan.
Sí que hay que
educar contra la violencia, CONTRA TODO TIPO DE VIOLENCIA.